Jon Bilbao - Fragmento de Shakespeare y la ballena blanca
-Tengo una idea para una nueva obra, dijo Shakespeare.
-Por supuesto, tú siempre tienes alguna idea genial para otra obra.
-Esta será diferente. Aparecerá una ballena. Y su papel será importante. Quizás el más relevante de todos.
Wriothesley lo escrutó a través de la oscuridad verdosa.
- ¿La ballena será la protagonista?
Shakespeare asintió sin pensarlo. Desde aquella mañana no había dejado de pensar en la ballena, cuya visión le había turbado. Y no solo por los cuerpos que llevaba a remolque. Shakespeare había visto muchos cadáveres en su vida, algunos de ellos en estados aún peores. Era la ballena en sí lo que le había cautivado. Su tamaño. Su olor. El chasquido que emitió al abrir la mandíbula casi en ángulo recto –Shakespeare estaba seguro de que se la había dislocado- y la posterior explosión al cerrarla de golpe. Su carácter numinoso. Nunca habría imaginado que un ser semejante, más propio de las leyendas y la épica, pudiera habitar este mundo.
Comentarios
Publicar un comentario