SI POR UN MOMENTO... Janitzio Mejía

Si por un momento las cosas fuesen diferentes, como si los actos reflejos fueran en total libertad; como el ave dirigiendo su vuelo, como el niño por cual juguete decidir, así pues, mi estancia, mi suerte de encontrarte sería distinta; no habría un dulce despertar, ni una mano tersa que acariciar, los deseos gozosos de entre tus piernas estar, serían solo un trágico sueño de lo que nunca habría de pasar.
Si por un momento las miradas no se encontraran, no habría historia que contar, las paginas blancas del libro de nuestra historia seguirían así, inalteradas, sin escribir, sin borrones, ni tachones, ni recomposiciones, ni notas al pie, ni referencias al final de lo que aun no sabes que será; no habría razón para decir que brillas más que el sol, no cabría la burda comparación de tus curvas con las del camino, no habría ni un solo motivo para hacer de esta carta prosa una oración.
Si por un momento la suerte tuviera buen tino conmigo, no habría conocimiento de lo que somos y de lo que tal vez en algún momento seremos; no habría prueba férrea de amor en serio para dos, al contrario y mucho peor, no habría ni uno, ni uno más uno, ni dos; tendríamos que andar como peregrinos inventando ritos, trucos y caminos por los cuales nuestros pies plantar, eso si, con cierto sabor de hastió por aquello debido al sentido de la seguridad.
Si por un momento el rito de copulación fuera diferente, no habría sentido de la ignorancia ni de la sabiduría; no habría motivo para besarte ni acariciarte con lengua aprendiendo a ser sabia; las sabanas harían de manto frío que cubriera las babas del hastío y los cuerpos a espaldas dormidos; los pliegues de nuestra unión serian solo músculos distendidos, sin sentido, sin motivo, sin el deseo ardiente del que proclama terreno nuevo y no conocido.
Si por un momento las voces no resaltaran las nuestras virtudes, no sería posible decir que me eres indispensable; no sería posible callar las palabras sobradas cuando al ritmo de miradas saturadas nos decimos, con la sola mirada, que hay amores que bien valen la pena cuidarlas; no seria posible decir que tus tonos fugaces, naturales, mesurados y carnales me hacen la vida mucho mas limpia y pura, mucho mas como un infante; no sería posible decirte que de esta vida, lo que me sobra, lo que me queda, lo que me resta, la dejaría a tus pies, la dejaría entre tus piernas, y que cada mañana inhala desesperada, corre al espejo y exhala, sonríe y se dice que tiene en su vida la suerte y la virtud de tener en su existencia a una gran dama.
Si por un momento las falsas murallas no nos separaran, no habría lucha por el sentimiento más alegre, melancólico, sensible e intangible; no tendríamos la fuerza del roble para crecer contra viento y marea; no seríamos los tubos de metal, dando tubos a pruebas y malas rachas; no tendríamos la agilidad de esquivar las mierdas del hastío, de la rutina, de la diaria convivencia, de la costumbre de andar juntos desde la cama y hasta la cama; no habría excusa para asestar golpes de estado contra las reglas que marcan los letreros del camino; no sabríamos a ciencia cierta que la lucha es por un solo motivo, uno solo tuyo y uno solo mío, sabes cual es, pero las palabras callan cuando se sabe el significado antes de decirlo.
Si por un momento toda mi vida fuera distinta, en la tinta de esta prosa, tu no hubieras sido ese motivo

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