Minutos con Silvio Rodríguez








La gota de rocío
del cielo se cayó
y en ella el amor mío
la carita se lavó.
Pero era tan temprano
que no salía el sol
y se helaron las manos
y mejillas de mi amor.
Creí que las estrellas
la iban a buscar
y que en su cara bella
se ponían a jugar.
Me dijo:" tengo frío,
acércame calor"
y fui con tanto brío
que encendí su corazón.
Y mientras la besaba
me dijo en un temblor:
"esto es lo que faltaba
para que saliera el sol"
!Oh! gota de rocío
no dejes de caer
para que el amor mío
siempre me quiera tener.







Y nada más...


Esta extraña tarde
desde mi ventana
Trae la brisa vieja
de por la mañana
No hay nada aquí:
sólo unos días que se aprestan a pasar,
sólo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad
Y nada más, y nada más.
Ahora me parece
que hubiera vivido
Un caudal de siglos
por viejos caminos
No hay nada aquí:
sólo unos días que se aprestan a pasar,
sólo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Después mirar la realidad
Y nada más, y nada más.







Cada vez que me amas


Tu sed transubstancia mi sudor
en vino que bebemos en cada beso
Tus pies no se hunden
en los lagos de mis lágrimas.
Tu saliva siembra la luz
en la noche de mis ojos.
Tu voz resucita mis músculos dormidos
mis latidos sepultados.
Tus manos, cuando me tocan, curan
mis heridas más invisibles.
Tu hambre fecunda peces
que se multiplican como deseos de humedad
en el múltiple pan de mi cuerpo.
cada vez que me amas,
es un milagro.

(Luis Eduardo Aute)







El día en que voy a partir


No te muevas.
Quiero conservar este instante así,
tú junto a la ventana como a contraluz,
yo echado en el lecho, queriendo mirar
los ojos profundos del sol
detrás de tu cuerpo feliz
desnudo, desnudo, ya es
el día en que voy a partir.
No te muevas.
Si puede estar quieta la felicidad,
si puede volverse de piedra el amor,
convierte en estatuas los días y el mar.
Quizás te comprenda mejor
o al menos conforme ya esté
repleto de piedras sin ser,
el día en que voy a partir.
No te muevas.
Y dime si es hora de irse a dormir.
Mañana me espera un sabor de mujer.
Lo tengo guardado en los ojos, y sé
que un beso muy frío será,
el beso que no me darás,
las noches los días, después
del día en que voy a partir.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo siempre tengo razón (Vicente Fatone)