Madrid, castillo famoso Que al rey moro alivia el miedo, Arde en fiestas de su coso Por ser el natal dichoso De Alimenón de Toledo. Su bravo alcaide Aliatar, De la hermosa Zaida amante, Las ordena celebrar Por si le puede ablandar El corazón de diamante. Pasó, vencida a sus ruegos, Desde Aravaca a Madrid; Hubo pandorgas y fuegos, Con otros nocturnos juegos Que dispuso el adalid. Y en adargas y colores, En las cifras y libreas, Mostraron los amadores, Y en pendones y preseas, La dicha de sus amores. Vinieron las moras bellas De toda la cercanía, Y de lejos muchas de ellas: Las más apuestas doncellas Que España entonces tenía. Aja de Jetafe vino, Y Zahara la de Alcorcón, En cuyo obsequio muy fino Corrió de un vuelo el camino El moraicel de Alcabón. Jarifa de Almonacid, Que de la Alcarria en que habita Llevó a asombrar a Madrid Su amante Audalla, adalid Del castillo de Zorita. De Adamud y la famosa Meco llegaron allí Dos, cada cual más hermosa, Y Fátima la preciosa, Hija de Alí el alcadí....