La liberalización financiera, un fenómeno internacional, ha creado lo que podríamos llamar un Senado virtual. Esto supone que los inversionistas, o sea, los especuladores financieros, cuando operan a través de los mercados financieros, se convierten en un Senado virtual. El funcionamiento de esta legislatura, ajena al proceso democrático, limita las decisiones de un país. Si un país, incluso Estados Unidos, decide estimular su economía, implementar más sistemas de apoyo social, etc., el Senado virtual puede votar instantáneamente, sacando montos enormes de capital fuera del país. Si es un país pequeño, por ejemplo México, bueno, hay un colapso. Si es Estados Unidos, tiene problemas, y ese es el punto. Así, el Senado virtual y la liberalización financiera disciplinan a los gobiernos, y aseguran que no puedan hacer mucho.